mi

mi
MI DESNUDO FLAMENCO, imagen y palabras ¿qué vale más?

lunes, 27 de abril de 2015

¿POR QUÉ A NADIE LE GUSTAN MIS CROCS?


Hoy después de unas cuantas horas de trabajo, unas compras y de un par de visitas médicas, me he dado cuenta que aún tenía un rato para depilarme.
He enchufado el calefactor en el baño.
Me he desvestido en la habitación y he vuelto al baño cuando ya estaba calentito, con poca ropa para poder tratar bien las zonas y mis crocs fuxias en los pies.
Me las he quitado para comenzar la operación silkepil (o cómo se escriba) y ellas se han quedado bastante cerca de la fuente de calor.
Cuando he terminado y he ido a ponermelas...... AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
la derecha no me entraba bien... se había derretido.
Me he reído mucho. ¡Es lo que le faltaba a las pobres!

Ya, ya sé andaban ya muy perjudicadas. Pero son heridas de guerra, tienen muchas marcas de vida. Y es que llevan conmigo exactamente 10 años. Las compré para estar detrás de una barra cuando trabajaba los fines de semana mientras estudiaba, para sacarme unos eurillos.
Todos mis compañeros de ese bar las odiaban, decían que eran muy "cantosas" y que debía ir más elegante a trabajar... pero ¿sabéis que? Al final de la noche, después de 6 horas poniendo copas y bebiendo copas y baliando... todos me las quitaban porque querían ponérselas y descansar sus piececitos rotos...
A mi familia tampoco le gustaban, decían que eran los zapatos más feos que habían visto nunca, mis amigos, más o menos, la misma opinión.
Pero a mí las cosas feas y horteras, a veces, me atraen.
Pero toda esta gentecilla, cuando se las ponía, coincidía en algo, en la sensación: "parece que estás andando sobre nubes", decían.

Si, si, pero son MIS NUBES.



Mis nubes han venido conmigo a Argentina,

Mis nubes rosas han hecho el camino de Santiago  y me han aliviado después de cada caminata,

Mis nubes tienen manchas de pintura porque han reformado mi casa, mi hogar, conmigo y mis compis,

Mis nubes rosas me han acompañado a rodajes,



Mis nubes han estado en los pies de los amantes que han pasado por mi cama y que se las ponían para no ir descalzos al baño,

Mis nubes han desatascado el bote sifónico del baño, cuando daba verdaderamente asco,



Mis nubes han tirado muchas bolsas de basura conmigo,

Mis nubes han venido al carrefour sin quejarse, a comprar algo de urgencia o capricho, cuando no les apetecía, consiguiendo llevar un modelito imposible para ello (mi compañera me regañaba: ¡no bajes así al carrefour, que siempre hay chicos guapos!)



Y hoy mis crocs se han derretido.
Y cuando le he enviado la foto a mi hermana, me ha puesto un montón de aplausos de esos del whatsapp... a lo que he respondido intrigada:
- ¿Por qué aplaudes?
- Porque ya no te las vas a poder poner más.
- Pero ¿por qué nadie quiere a mis crocs?
- Porque son antiestéticaaaaaaaasssssssssssss

Pues yo no veo eso de antiestético por ningún lado, son cómodas, tienen un color muy bonito, lo mismo sirven para invierno que para verano, para la casa que para la calle, para la playa, para la piscina, para el gimnasio, para salir... Es que no encuentro ningunos zapatos que tengan tantas utilidades cómo estos y ni que sean tan cómodos.
No puedo deshacerme de ellas solo porque se hayan derretido un poquito. Son mis crocs rosas. Ahora aprietan algo más, pero sólo la derecha.... aguantaré. Se van a quedar conmigo pese a quien le pese. Ahora me parecen más entrañables que nunca. No puedo abandonarlas porque ahora estén algo tullidas. Ellas han podido con vosotros, con todos los que no las queréis.

ELLAS SE QUEDAN.
ASÍ:


domingo, 26 de abril de 2015

EL COLOR GRIS ESTA SOBREVALORADO


Lo de ser una persona flexible, serena y no planificar o determinar demasiado nada, la vida en realidad, ni predeterminar nada con demasiada antelación en esa vida que nos ha tocado a cada uno, está muy bien… muy pero que muy bien.  Esto es lo que yo llamo, manejarse bien en los grises, que viene a ser lo mismo, pero dicho de una forma más simple y que queda muy bien.
Lo de tomar las cosas con calma, lo de cada cosa a su tiempo, lo de no precipitarnos, lo de no impacientarnos, lo de no pre-ocuparnos, lo de no hablar antes de pensar...                                           

...sería lo perfecto. 

Pero, ¿existe la perfección? O, mejor dicho ¿nos gusta/queremos la perfección?

Yo soy extremista, impulsiva, intensa, pasional e hiperbólica… sobre todo en lo que a sentimientos nos referimos. Blanco o negro.  Las cosas claras y el chocolate espeso.

Ahí es donde yo me manejo bien, ahí es donde yo estoy como pez en el agua… pero no en todos los círculos se me entiende o respeta y se me intenta cambiar. Por lo tanto me plantee que podía no estar del todo en el camino o las formas correctas para afrontar la vida que he elegido llevar. Esta es mi naturaleza y así me nace ser. Pero no todo en la vida lo podemos justificar con un “yo soy así”. Esto tampoco está bien y tenemos que estar abiertos a los cambios, al crecimiento y al aprendizaje constante.  Y como esta naturaleza mía parecía provocar en mi y en los demás ciertos nervios y ansiedades e incluso parecía que me podía producir cierta infelicidad, decidir intentar explorar el campo de los grises.
Debía aprender a tomarme las cosas con más calma, a vivir la vida de otro modo, y empecé a trabajar en ello… pero me pregunto ahora, ¿me ha ido bien?
NO
¿Qué es lo que sí y lo que no podemos cambiar de nosotros mismos? Cuando empecé a investigar en este nuevo campo del gris, cuando empecé a incorporar nuevas actitudes, cuando intenté llevar a cabo todo lo que arriba explicaba, me sentí fuerte y motivada, pero eso duró poco. Sentí que todo era forzado en mi cuerpo y mis sentimientos, sentí que mis acciones no eran naturales, sentí que jugaba a un juego del que no sabía las reglas y que mi cabeza, mi parte racional daba órdenes que mi cuerpo no entendía y acataba por obligación. Esas órdenes hacían que me sintiera cohibida, contenida, que todo empezara a hervir como herví el agua en una olla, y ¿qué pasa si no bajas el fuego? Que el agua comienza a salir a borbotones fuera de la olla y provoca chispas al entrar en contacto con el fuego que tiene debajo. Mi cuerpo hirvió con tanta fuerza que todo se desbordó, explotó.
Dejé de ser yo misma, perdí mi esencia. Llegó la ansiedad.
Pero no sé si ser yo misma y mantener mi esencia está tan bien como suena, no sé, estaba hecha un mar de dudas.

Quiero ser capaz de defender lo que soy aunque tampoco quiero llegar a defender lo indefendible. Pero sí, quiero defender aquí que soy de blancos o de negros y que valga la redundancia, no me manejo bien en los grises. Me gustaría poder encontrar el equilibrio entre estos conceptos, si es que eso es posible. Y si no, no pasa nada, he de asumir que soy así, no en el mal sentido de “soy así y es lo que hay”, sin esa connotación tan negativa. Me refiero a asumirlo por mi misma y no por los demás, a quién irían dirigidas esas comillas… y no es lo que quiero. No quiero justificarme, quiero defenderme, como quien defiende un proyecto ante un comité, un proyecto en el que confía. Y no es una defensa para justificar errores, es una defensa desde la confianza que tengo en mí misma. Aquí hago una presentación con palabras, pero será una defensa con actitudes. 
Para ello he de aprender a asumir que este es mi carácter, que esta es mi esencia, que esto es lo que me diferencia de los demás y que este “defecto” puede incluso llegar a ser atractivo. Voy a explotar este lado radical, pasional, extremo e hiperbólico, este último adjetivo es el que más me gusta porque es muy poético.
Lo dicho, asumido está, ahora hay que empezar a aprender a convivir con ello.  A convivir con esta sensación de cuerpo extraño en la garganta.