mi

mi
MI DESNUDO FLAMENCO, imagen y palabras ¿qué vale más?

miércoles, 6 de mayo de 2015

LA ADRENALINA, LA SUERTE Y EL CORAZÓN



Hay veces que tenemos que tomar decisiones, bueno a veces no, todo en la vida es una constante toma de decisiones.
¿Qué me pongo hoy?¿cojo el metro o el autobús?¿zapato plano o tacón?¿salgo a tomar algo o me quedo en casa viendo una película?¿me tomo un ibuprofeno o un paracetamol?¿me ducho por la mañana o por la noche? (si compartes esta última inquietud con gente de alrededor ¡cuidado! Corres el peligro de entrar en una conversación bucle, en la que cada uno intentará convencer a los demás de los beneficios que tiene la ducha en los momentos elegidos del día)
Y es que claro, no somos adivinos. Muchas veces  las decisiones que tenemos que tomar nos presentan opciones bastante claras y en otras todo está más confuso. Pero es que solo tenemos una vida y hay que decidirse,  a veces incluso, con muy poco tiempo para poder elegir bien… o elegir mal. Pero hay decisiones que no son aparentemente, tan sencillas como estas que planteaba arriba…. Hay veces que se nos presentan opciones en la vida en las que de verdad hay que sentarse, valorar y pensar un ratito acerca de qué opción elegir.

Sobre esto encuentro una reflexión de Milan Kundera en el libro “LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER” (recomiendo muy mucho leer esta gran obra) que me hace pensar bastante en ello y es: que no tenemos una vida boceto donde poder ensayar nuestros actos para luego llevarlos a cabo en nuestra otra vida, la vida de verdad.  No podemos hacer un estudio de las posibles consecuencias o repercusiones que tendrán en nosotros mismos o en los demás las decisiones que tomemos, para saber cuál sería la más acertada. Y cito textualmente:
“ No existe posibilidad alguna de comprobar  cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre vive todo a la primera y sin preparación como si un actor representase  su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero ¿qué valor puede  tener la vida si el mismo ensayo es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni si quiera boceto es la palabra precisa, ya que un boceto  es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto de nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro”

Una compañía de teatro nunca presenta su obra sin haberla ensayado antes.
Pero la vida no es una obra de teatro.  Aunque a veces nos gustaría. O no.

¿Cuántas veces nos hemos dicho: ojalá pudiera rebobinar? Pero claro, la vida no viene ni con instrucciones ni con mando a distancia. Pero no podemos volver hacia atrás.
Hay filósofos  ( Pármenides, Nietzsche...)  que han elaborado varias teorías sobre el  “eterno retorno”, que aunque no  nos dan la solución a lo que estamos hablando sí que nos dan una visión sobre lo leve que a veces puede resultar el asunto si nos tomamos la vida de una determinada manera o si pensamos en la vida como algo cíclico y no lineal. No podemos volver hacia atrás pero sí puede que en un futuro se nos vuelva a presentar cierta situación ya conocida y podremos poner en práctica nuestro aprendizaje, aprendizaje que tendremos a costa de los “errores cometidos” (en ese momento a lo mejor ya no son errores, porque nos habrán ayudado, hay veces que equivocarse es la mayor lección).

Ya quien quiera, que se las lea…

SITUACIÓN DADA ¿QUÉ VAS A HACER?
A…………
B………….
C…………..

Podemos representar nuestra vida como un test constante, un test al que nos vemos enfrentados diriamente. Esto me parece agotador. Y ahí empieza la tormenta del maravilloso  “y si…” cantidades desbordadoras de “y si…” que llegan a nuestra cabeza: y si eligiera A… pues pasaría esto y lo otro, y si eligiera B, sucedería esto y aquello, y si eligiera C… ¡¿qué coño va a pasar si elijo C?! C parece ser la respuesta más arriesgada para nuestra situación. Parece ser la que menos clara está porque es la opción más desconocida. A veces lo desconocido nos atrae, a veces el riesgo provoca sensaciones positivas en nosotros, incluso de forma física. Nos provoca adrenalina.
La adrenalina es una hormona  que se produce en las cápsulas suprarrenales y que provoca un incremento de la frecuencia cardíaca, contracción de los vasos sanguíneos y mil cosas más a nivel biólogico en las que no me voy a detener más, porque no soy científica, pero que causa un efecto de placer general y excitación, sobre todo en situaciones de riesgo. Sólo diré que está en el organismo, situada en esas glándulas en la parte baja de la espalda y cerca de la pelvis, y la pelvis, para los que hemos trabajado nuestro cuerpo, sabemos que es el CENTRO.
Hay muchos refranes y frases hechas al respecto de la toma de decisiones que también se aparecen ante nosotros cuando llega el momento de elegir.

-       “Quien no arriesga no gana”. Éste nos vendría muy bien para elegir C
-       “Más vale malo conocido que bueno por conocer”
-       “Más vale pájaro en mano que ciento volando”
-       “El corazón tiene razones que la razón no entiende”

Y podría seguir un rato más llenando este post con frases acerca de esto. Pero en relación a la última, me voy a detener. Hablamos de razón y corazón como elementos separados, que nada tienen que ver y que normalmente entran en conflicto. Y que,  cuando algo nos ha salido mal, cuando se nos ha presentado una situación, hemos elegido, el resultado no ha sido el esperado y hemos lamentado haber elegido ese camino o haber hecho algo de esa manera, que ha resultado ser un fracaso, siempre le echamos la culpa al corazón. Tomé la decisión sin pensar, hice lo que en ese momento me dictaba mi corazón y me precipité. Claro, es normal que todo haya salido mal.

Pero existimos personas PASIONALES, impulsivas e impacientes que no damos ni un minuto a nuestra razón para valorar las situaciones que se nos presentan y nos lanzamos al vacío sin red… ¿puede salir bien? Pues sí, claro que puede salir bien. Pero seguramente y por experiencia propia, creo, y digo creo porque no tengo un estudio estadístico que lo demuestre, que la mayoría de veces existan altos costes que pagar. Solamente intento ser un poco responsable en cuánto a la repercusión que pueden tener mis actos en los demás, y en ser responsable, si así me toca, a la hora de poner en juego los sentimientos ajenos. Esto no es fácil y no todo el mundo lo tiene en cuenta ni se preocupa de ello, echo de menos personas que actúen así y piensen un poco en los demás antes que en sí mismos. Y digo un poco, porque entiendo y comparto, que cada uno tiene que cuidar de sí mismo y protegerse, pero no por encima y a costa de todo. Ser egoísta no siempre es malo, pero en su justa medida.
Hay un término económico que se llama “coste de oportunidad”, si hablamos de economía o actividades empresariales, claro, pero no es la economía la que me trae aquí a escribir... Pero si lo aplicamos a la vida,  viene a decir que hay veces que para ganar algo debemos perder muchas otras cosas. Vamos, que no lo podemos tener todo en la vida.
Yo tengo esa sensación muy a menudo. Sensación de estar perdiendome cosas por haber elegido esto o lo otro. Y entonces llega la frustración. Y es muy difícil lidiar con el sentimiento de frustación. Por eso he decicido que para mí razón y corazón deben ir de la mano, deben convivir en perfecto equilibrio y ser mis amigos y aliados. Pero aún no sé si va a ser posible, si va a quedarse en una utopía para mi. Y a veces tendré que tomar decisiones guiada por la razón y otras, y como siempre acostumbro a hacer, por mi corazón. Como decía la abuela de una amiga mía: 

MI CORAZÓN, MI SUERTE.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes comentar aquí lo que te salga del flamenco.