Hay veces que tenemos que tomar decisiones, bueno a
veces no, todo en la vida es una constante toma de decisiones.
¿Qué me pongo hoy?¿cojo el metro o el autobús?¿zapato
plano o tacón?¿salgo a tomar algo o me quedo en casa viendo una película?¿me
tomo un ibuprofeno o un paracetamol?¿me ducho por la mañana o por la noche? (si
compartes esta última inquietud con gente de alrededor ¡cuidado! Corres el
peligro de entrar en una conversación bucle, en la que cada uno intentará
convencer a los demás de los beneficios que tiene la ducha en los momentos
elegidos del día)
Y es que claro, no somos adivinos. Muchas veces las decisiones que tenemos que tomar
nos presentan opciones bastante claras y en otras todo está más confuso. Pero
es que solo tenemos una vida y hay que decidirse, a veces incluso, con muy poco tiempo para poder elegir bien…
o elegir mal. Pero hay decisiones que no son aparentemente, tan sencillas como
estas que planteaba arriba…. Hay veces que se nos presentan opciones en la vida
en las que de verdad hay que sentarse, valorar y pensar un ratito acerca de qué
opción elegir.
Sobre esto encuentro una reflexión de Milan Kundera en
el libro “LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER” (recomiendo muy mucho leer esta
gran obra) que me hace pensar bastante en ello y es: que no tenemos una vida
boceto donde poder ensayar nuestros actos para luego llevarlos a cabo en
nuestra otra vida, la vida de verdad.
No podemos hacer un estudio de las posibles consecuencias o
repercusiones que tendrán en nosotros mismos o en los demás las decisiones que
tomemos, para saber cuál sería la más acertada. Y cito textualmente:
“
No existe posibilidad alguna de comprobar
cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna.
El hombre vive todo a la primera y sin preparación como si un actor
representase su obra sin ningún
tipo de ensayo. Pero ¿qué valor puede
tener la vida si el mismo ensayo es ya la vida misma? Por eso la vida
parece un boceto. Pero ni si quiera boceto es la palabra precisa, ya que un
boceto es siempre un borrador de
algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto de nuestra vida es
un boceto para nada, un borrador sin cuadro”
Una compañía de teatro nunca presenta su obra sin
haberla ensayado antes.
Pero la vida no es una obra de teatro. Aunque a veces nos gustaría. O no.
¿Cuántas veces nos hemos dicho: ojalá pudiera
rebobinar? Pero claro, la vida no viene ni con instrucciones ni con mando a
distancia. Pero no podemos volver hacia atrás.
Hay filósofos
( Pármenides, Nietzsche...) que han
elaborado varias teorías sobre el
“eterno retorno”, que aunque no
nos dan la solución a lo que estamos hablando sí que nos dan una visión
sobre lo leve que a veces puede resultar el asunto si nos tomamos la vida de
una determinada manera o si pensamos en la vida como algo cíclico y no lineal.
No podemos volver hacia atrás pero sí puede que en un futuro se nos vuelva a
presentar cierta situación ya conocida y podremos poner en práctica nuestro
aprendizaje, aprendizaje que tendremos a costa de los “errores cometidos” (en
ese momento a lo mejor ya no son errores, porque nos habrán ayudado, hay veces
que equivocarse es la mayor lección).
Ya quien
quiera, que se las lea…
SITUACIÓN DADA ¿QUÉ VAS A
HACER?
A…………
B………….
C…………..
Podemos representar nuestra vida como un test
constante, un test al que nos vemos enfrentados diriamente. Esto me parece
agotador. Y ahí empieza la tormenta del maravilloso “y si…” cantidades desbordadoras de “y si…” que llegan a
nuestra cabeza: y si eligiera A… pues pasaría esto y lo otro, y si eligiera B,
sucedería esto y aquello, y si eligiera C… ¡¿qué coño va a pasar si elijo C?! C
parece ser la respuesta más arriesgada para nuestra situación. Parece ser la
que menos clara está porque es la opción más desconocida. A veces lo
desconocido nos atrae, a veces el riesgo provoca sensaciones positivas en
nosotros, incluso de forma física. Nos provoca adrenalina.
La adrenalina es una hormona que se produce en las cápsulas suprarrenales y que provoca
un incremento de la frecuencia cardíaca, contracción de los vasos sanguíneos y
mil cosas más a nivel biólogico en las que no me voy a detener más, porque no
soy científica, pero que causa un efecto de placer general y excitación, sobre
todo en situaciones de riesgo. Sólo diré que está en el organismo, situada en
esas glándulas en la parte baja de la espalda y cerca de la pelvis, y la
pelvis, para los que hemos trabajado nuestro cuerpo, sabemos que es el CENTRO.
Hay muchos refranes y frases hechas al respecto de la
toma de decisiones que también se aparecen ante nosotros cuando llega el
momento de elegir.
- “Quien
no arriesga no gana”. Éste nos vendría muy bien para elegir C
- “Más
vale malo conocido que bueno por conocer”
- “Más
vale pájaro en mano que ciento volando”
- “El
corazón tiene razones que la razón no entiende”
Y podría seguir un rato más llenando este post con
frases acerca de esto. Pero en relación a la última, me voy a detener. Hablamos
de razón y corazón como elementos separados, que nada tienen que ver y que
normalmente entran en conflicto. Y que,
cuando algo nos ha salido mal, cuando se nos ha presentado una
situación, hemos elegido, el resultado no ha sido el esperado y hemos lamentado
haber elegido ese camino o haber hecho algo de esa manera, que ha resultado ser
un fracaso, siempre le echamos la culpa al corazón. Tomé la decisión sin
pensar, hice lo que en ese momento me dictaba mi corazón y me precipité. Claro,
es normal que todo haya salido mal.
Pero existimos personas PASIONALES, impulsivas e
impacientes que no damos ni un minuto a nuestra razón para valorar las
situaciones que se nos presentan y nos lanzamos al vacío sin red… ¿puede salir
bien? Pues sí, claro que puede salir bien. Pero seguramente y por experiencia
propia, creo, y digo creo porque no tengo un estudio estadístico que lo
demuestre, que la mayoría de veces existan altos costes que pagar. Solamente
intento ser un poco responsable en cuánto a la repercusión que pueden tener mis
actos en los demás, y en ser responsable, si así me toca, a la hora de poner en
juego los sentimientos ajenos. Esto no es fácil y no todo el mundo lo tiene en
cuenta ni se preocupa de ello, echo de menos personas que actúen así y piensen
un poco en los demás antes que en sí mismos. Y digo un poco, porque entiendo y
comparto, que cada uno tiene que cuidar de sí mismo y protegerse, pero no por encima
y a costa de todo. Ser egoísta no siempre es malo, pero en su justa medida.
Hay un término económico que se llama “coste de
oportunidad”, si hablamos de economía o actividades empresariales, claro, pero
no es la economía la que me trae aquí a escribir... Pero si lo aplicamos a la
vida, viene a decir que hay veces
que para ganar algo debemos perder muchas otras cosas. Vamos, que no lo podemos
tener todo en la vida.
Yo tengo esa sensación muy a menudo. Sensación de
estar perdiendome cosas por haber elegido esto o lo otro. Y entonces llega la
frustración. Y es muy difícil lidiar con el sentimiento de frustación. Por eso
he decicido que para mí razón y corazón deben ir de la mano, deben convivir en
perfecto equilibrio y ser mis amigos y aliados. Pero aún no sé si va a ser
posible, si va a quedarse en una utopía para mi. Y a veces tendré que tomar
decisiones guiada por la razón y otras, y como siempre acostumbro a hacer, por
mi corazón. Como decía la abuela de una amiga mía:
MI CORAZÓN, MI SUERTE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes comentar aquí lo que te salga del flamenco.