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MI DESNUDO FLAMENCO, imagen y palabras ¿qué vale más?

martes, 20 de octubre de 2015

Y GRITÓ: FUEGO! COGÍ MI BOLSO Y CORRÍ.

No suelo usar la palabra gafe, ni si quiera creo en ella. Pero a veces las casualidades, en las que sí creo, (a pesar de todos los detractores que tienen y la de veces que me han intentado convencer de que nada ocurre por casualidad y te hablan de causalidad) hacen que pasen demasiadas cosas en muy poco tiempo. Voy a resumir todo lo que ocurrió el fin de semana:


Viernes 22:30h - me compro un cuadro en un bar. Un bar de esos que también tienen exposiciones de nuevos artistas. Es algo que siempre he querido hacer, comprar una obra de arte y que nunca me había podido permitir. Pero me enamoré y esta vez el precio estaba a mi alcance. El 3 de noviembre estará en mi pared.

Viernes 23:40h -  saliendo de otro bar me doy cuenta que mi móvil (el que aún estoy pagando) no está en mi bolso, he perdido el móvil. Mi amiga y yo nos ponemos muy nerviosas y volvemos a la mesa del bar, unas chicas ya estaban sentadas y parecían muy sospechosas, ya que cuando preguntamos por el móvil  se levantan y se van, nuestro enfado aumenta. Pero mi móvil se había caído al suelo y estaba debajo del asiento. Móvil encontrado.

Viernes 00:30h -  estamos en otro bar (el tercero de la noche)volviendo del aseo (todos los aseos de los bares en Madrid están en la parte de abajo) por no ir atenta a lo que tenía que hacer que era subir escaleras… PLOF… me he caído hacia arriba tres o cuatro escalones, dos chicos muy amables me han tenido que levantar. Tengo heridas en codos, manos y espinilla que lo demuestran.

Viernes ya muy de madrugada: duermo con el culo al aire, consecuencia: me levanto resfriada.

El sábado pasó, más o menos bien, sin incidencias a destacar, pero llegó el domingo.

Domingo tarde 19h - quedo con un amigo en la esquina de casa para ir al cine  con otros amigos, pero decidimos ir andando y dar un  paseo. Justo en ese momento empieza a diluviar.  Adiós al paseo y hemos llegado al metro de milagro y encima nos deja cerca del cine y tenemos que volver a caminar bajo el diluvio, llegando a nuestro destino empapados y con los pies hechos un mar.

Domingo 19:45h - comienzan los anuncios y seguidamente la película: “LA CUMBRE ESCARLATA”. No llevaba ni tres minutos la proyección de  la misma cuando una chica, personal del cine, empieza a gritar que desalojemos la sala. Nosotros estábamos todos descalzos (para que se secaran los zapatos) y así y todo, corriendo hemos salido a la calle con el suelo mojado, encharcado… Pudimos volver a entrar a los 5 minutos, yo temblando, claro.  Falsa alarma.

Falsa alarma: paquete bomba en la recepción del edificio donde trabajo. Todos desalojamos entre gritos.
Falsa alarma: suena la alarma en la empresa y todos corremos,  ha sido un error y no hay nada de qué preocuparse.
Falsa alarma: llegan los bomberos, 4 coches de policía y tres ambulancias al edificio de al lado, todos los vecinos asomados en los balcones. Gritos y finalmente risas. Nunca sabremos que pasó.


Estas son las veces que he escuchado esta frase o estas dos palabras, después de llevarme un gran susto y tener que desalojar un edificio, o una sala de cine, o bajar 14 plantas corriendo por una: falsa alarma.
Pero esto no es lo peor, lo peor es que han sido 5 veces más las que he estado en CORRECTAS ALARMAS. En 5 correctos y espeluznantes incendios. Por lo menos para mí. Porque se me ponen los pelos de punta cada vez que me imagino envuelta en llamas, dentro de un incendio o cerca de él.  Ya no sé  si le tengo fobia al fuego o lo amo. Podría decir que tengo una relación tóxica con el fuego y que prefiero las vitrocerámicas.

Tengo grabado a fuego en mi pituitaria, nunca mejor dicho, el olor que tuvo mi casa después de que se incendiara la cocina cuando yo sólo tenía 5 años. Nunca voy a poder ese olor caliente, ese olor que te llega hasta el cerebro y te hace daño, que no te deja dormir y que hace que tu hogar desaparezca durante semanas.

Tengo grabado a fuego en mi memoria, nunca mejor dicho, la vez que salté del coche de mi madre  en marcha, con una amiga, para meterme dentro de un edificio en llamas a sacar a un hombre de su casa, que se estaba quemando. Yo, una mocosa de 14 años en plan heroína. La policía nos tuvo que sacar de allí con cara de pocos amigos y mi madre nos miraba desde el coche sin saber que hacer.

Tengo grabado a fuego en mi memoria, nunca mejor dicho, cuando mi tostadora decidió quemarse a lo bonzo encima de la encimera de madera.  Mi reacción no fue otra que salir corriendo del piso y dejar allí a mis compañeros con todo el “fregao” (como se dice en Murcia). Ya había aprendido, si hay un incidencio, de la envergadura que sea… Sal corriendo.

Tengo grabado a fuego en mi cuerpo, nunca mejor dicho, una Nochevieja en casa de los abuelos, en la que después de hacer carne a la brasa en la chimenea, tiramos los papeles de periódico impregnados de grasa a la misma, y volaron en llamas por todo el conducto, incendiando la chimenea y la casa por dentro. Como he dicho, ya había aprendido, después de gritar a mi familia para que saliera, sin obtener resultado, opté por  “sálvese quien pueda”.  Cogí mi bolso, mi vestido, a mis abuelos uno en cada brazo y me largué de allí. Las uvas ni las olimos. El año empezó en la calle, con llamas y relente.

Tengo grabado a fuego en mi cabeza, la vez que fui a ver a hijo recién nacido de mi prima. Mientras lo bañábamos, empezaron a tirar piedras a la ventana desde la acera de enfrente, a nuestra ventana. El 6º se estaba incendiando, teníamos que desalojar el edificio. Un bebé desnudo, una hermana, una prima y yo. Corrimos asustadas a la calle. Me dio tiempo a coger los bolsos, menos mal, tardamos 3 horas en poder volver a subir a casa.

He aprendido algo en todas estas situaciones: COGER MI BOLSO Y SALIR CORRIENDO. Hasta una vez que el aceite de una sartén prendió y no éramos capaces de controlar las llamas, cogí mi bolso y me mantuve en el pasillo cerca de la puerta por si acaso… Os lo recomiendo: nunca esperéis a ver que pasa, un incendio se propaga muy fácilmente, mejor coger vuestro bolso y correr. Que cómo veis, yo sigo viva.

Como dijo Galeano, todos somos fueguitos. Yo soy fuego puro, yo soy un fuego que arde fuerte y se ve a lo lejos. Yo soy de esas que queman si te acercas demasiado, pero no te preocupes, no tengas miedo de estar a mi lado, que como ves, tengo experiencia suficiente para poder salir ilesos de mi incendio personal…
… si lo deseas podré apagarte o si no, y espero que así sea: 
arderemos juntos.