mi

mi
MI DESNUDO FLAMENCO, imagen y palabras ¿qué vale más?

jueves, 26 de noviembre de 2015

NUNCA LO HAGAS


Todos tenemos unos padres maravillosos.
Todos nuestros padres nos han educado estupendamente.
Todos nuestros padres nos han enseñado valores importantes.

Pero hoy quiero hablar de lo que me han enseñado a mí, mis padres.

Algo que siempre he entendido e intentado llevar a cabo. Pero ahora se ha convertido en algo que me persigue constantemente. Ahora soy capaz de entenderlo de otra forma y lo considero imprescindible para poder sobrevivir en este mundo y en esta vida. Ahora, que he sido capaz de madurar en ciertos aspectos de mi vida (en otros aún estoy verde) soy capaz de entender lo importantísima que es esta frase que mi madre me ha repetido hasta la saciedad. Y hoy puedo decir que me gustaría que este valor estuviera presente en todos los seres humanos.

Que necesitamos urgentemente darnos cuenta de esto; mirad que sencillo:

NO LE HAGAS A NADIE LO QUE NO TE GUSTARÍA QUE  TE HICIERAN A TI

¿Te ha molestado que esa persona no llegue a tiempo a la cita?
¿Te ha causado impotencia que no te dejaran expresarte?
¿Has sentido miedo cuando alguien te ha amenazado?
¿Te has sentido frustrado cuando te han fallado?
¿Has querido matar a alguien porque te ha citado y no ha aparecido sin avisar?
¿Has sentido rabia cuando te han puesto una excusa barata?
¿Has sentido tristeza cuando te han engañado o faltado a la verdad?

Todos y digo TODOS, tenemos en nuestra mano evitar situaciones de malestar en los demás si somos capaces de empatizar con nuestros semejantes. Empatizar no siempre implica que tengamos que simpatizar, pero sí ser capaces de tenerlos en cuenta. Obviamente, yo nunca podré separarme de mi yo para ser tú, ni pensar como tú.

Me he dado cuenta últimamente de una situación que se repite mucho:
 Un individuo o individua, al que la vida le ha dado golpes y le ha enseñado a mirar por sí y a pensar en sí por encima de todo,  para cuidarse y protegerse, termina derivando todo esto en un comportamiento egoísta. Pero hemos de buscar un equilibrio.
Si me dieran cinco céntimos cada vez que me han dejado tirada y luego me han venido con la típica excusa de “es que estoy tan ocupado u ocupada, que no puedo estar pendiente de otra persona”, ahora mismo no tendría que trabajar, pues sería rica. 
Perfecto, lo valoro y lo tengo en cuenta, pero esa persona no me ha tenido en cuenta a mí, si no a sí mismo y yo soy parte implicada en la situación. Yo soy capaz de entenderte y ponerme en tu lugar pero, tú… tú no me has tenido en cuenta. Tú, llevado o llevada por ese ritmo de vida tan frenético que a todos nos ha envuelto y que parece que, no somos nadie si no somos personas ocupadas, nos está pellizcando los valores más básicos y nos está haciendo daño.

Si yo valoro mi tiempo, he de valorar el tuyo.
Si yo valoro mi espacio, he de valorar el tuyo.
Si yo valoro mis sentimientos, he de valorar los tuyos.

A veces la empatía puede ser un arma de doble filo, es una virtud que debemos resaltar pero, que puede volverse en nuestra contra si no le damos su justa medida. Ahí es donde entra la simpatía. La empatía es una capacidad del ser humano que implica expresar respeto desde el lugar donde se sitúa la otra persona, simpaticemos o no con ella. Respeto amigos, simplemente se trata de respeto.

Como dijo la gran Meryl Streep:

La gran habilidad del ser humano es que tiene el poder de la empatía, puede sentir una conexión misteriosa con los demás