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MI DESNUDO FLAMENCO, imagen y palabras ¿qué vale más?

martes, 26 de enero de 2016

AMALIA ESTÁ PENSANDO

Amalia ha llegado a la treintena torpemente.

Torpemente porque ha entrado en un ciclo nuevo y no están cumplidas ciertas expectativas.

Expectativas que quizá le impuso la sociedad y ella asumió.

Asumió un futuro, en el pasado, sin pararse un momento a pensar que la vida no es lineal y que la vida no se escribe a bolígrafo en una agenda.

Agenda es lo que menos le hace falta a Amalia.

Amalia ya ha pasado parte de este estreno de su nueva edad, intentando dar los pasos adecuados para conseguir esos objetivos.

Objetivos, que aún sin conseguir, ha dejado de perseguir, porque no es necesaria tanta inmediatez. Tanta impaciencia.

¿Impaciencia? Ha esperado treinta años. Si, impaciencia por querer que ocurran cosas que quizá no tienen que ocurrir.  Ya se ha dado cuenta.

Se ha dado cuenta de qué objetivos quiere realmente que formen parte de su persona y cuáles pueden ser prescindibles. Y ha visto el error.

Error de seguir haciendo lo mismo para conseguir algo que ya antes, no había dado resultado.

Resultado: estaba dándose cabezazos contra la pared.

Pared responde: voy a seguir aquí, si quieres llegar al otro lado, quizá tengas que elegir otro camino. El otro lado te está esperando, pero por aquí no se puede pasar.

Pasar por encima es lo que Amalia va a hacer. En este mismo momento se dispone a dar un salto mortal hacia su nuevo camino.

El camino va  a ser lo importante en la vida de Amalia y no la meta. Está claro que a algún sitio ha de llegar y tiene claro donde pero ya no hay prisa.

Prisa de edad = se te pasa el arroz ..................................................DESTRUIDA.
Prisa de edad = te vas a quedar para vestir santos ........................................DESTRUIDA.
Prisa de edad = te vuelves maniática y nadie te va a querer .........................DESTRUIDA.
Prisa de edad = yo a tu edad ya... (lo que sea) ..............................................DESTRUIDA.

Destruida ha estado durante un tiempo, ella misma, dentro de un agujero de pensamientos absurdos que le han hecho cuestionarse a sí misma hasta la saciedad.  Ahora ha decido y asumido que hay algo que sí le pertenece y que sí quiere tener. Pero ojo, ni a toda costa ni a toda prisa.  

Amalia quiere amar y ser amada. 
Pero no entiende el amor con engaños, no entiende el amor con dolor, no entiende el amor con lágrimas, no entiende el amor con desconfianza, no entiende el amor con una resta, no entiende el amor con prohibiciones, no entiende el amor sin amistad, no entiende el amor con celos, no entiende el amor con competitividad, no entiende el amor con gemidos fingidos, no entiende el amor con violación de la intimidad propia, no entiende el amor sin teatro, no entiende el amor sin música y no entiende el amor sin arte, no entiende el amor autoritario, no entiende el amor con límites, no entiende el amor sin pasión, no entiende el amor sin domingos improvisados, no entiende el amor sin ir al cine, no entiende el amor con pereza, no entiende el amor sin sexo, no entiende el amor con tiempos, no entiende el amor sin impulsos, no entiende el AMOR SIN AMOR.

Y si no encuentra este amor, preferirá estar sola el resto de su vida. Porque estar sola, de sola sin pareja, que no sin familia y amigos, no es una derrota, no es estar vacía.
Es que Amalia es exigente e inconformista. Y Amalia no ha llegado a la meta, pero ha elegido el camino. Y no va a dar más explicaciones a nadie. Amalia vive en una época en la que las explicaciones ya deben sobrar. Hay mucha gente que pensará que Amalia es rara, que Amalia es difícil y gente que no lo piensa, que lo dice. Pero la gente debería meterse un poco más en sus asuntos y no intervenir demasiado en aspectos tan personales de los demás (piensa Amalia).

Ya está bien de preguntas impertinentes y ahora va un ejemplo: la tía Rosa pregunta a su sobrina, recién casada “¿Para cuando los hijos?”
Tía Rosa, métete la preguntita por donde te quepa. Porque en ese momento puedes estar haciendo mucho daño, o quizá ninguno, pero es algo que sólo le importa a la pareja. Tía Rosa, y si…¿esa pareja no puede tener hijos y no son capaces de hablar de ello? Tía Rosa, y si…¿esa pareja ha decidido no tener hijos por voluntad propia? Tía Rosa, y si… ¿aún no es el momento y lo decidirán ellos cuando les salga del pie? Tía Rosa, ¡cállese!

Por lo tanto Amalia tampoco tiene que dar explicaciones. Bien porque no se siente cómoda dándolas, bien porque no le sale del coño o bien porque quién pregunta no se las merece. Porque en la época que le ha tocado vivir, gracias a muchas personas que han luchado para llegar hasta ahí, puede liberarse de prejuicios, vidas establecidas y modelos a seguir. Ya no.
Amalia es una mujer soltera que disfruta de su vida como quiere. Y hace poco un amigo le preguntaba “¿Tú ahora estás ahora en una época de coño o de corazón?”


Amalia está pensando.

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